Qué Significa Perdonarse A Sí Mismo
Uno de los desafíos emocionales más importantes que uno debe afrontar, es precisamente el de perdonarse a uno mismo. El pasado es una pesada carga que siempre nos acompaña, y muchas veces en lugar de alivianarla, la hacemos más insoportable con nuestras malas decisiones.
Entre esas malas decisiones, una de las peores es no perdonarte a ti mismo. Pero en sí, ¿qué es? ¿Qué pasos hay que seguir? ¿Cómo sabes cuándo lo has conseguido?
Empecemos diciendo qué es perdonarse a sí mismo:
Perdonarse a sí mismo es un proceso introspectivo en el cual analizamos profundamente nuestro apego, rencor u orgullo hacia cierta persona que nos ofendió o hacia alguna circunstancia desfavorable, para después eliminar todas esas cadenas que nos mantienen mentalmente sufriendo.
No se trata de olvidar. La amnesia autoinducida no sería perdonar, sería olvidar, lo cual es totalmente diferente. Para la mente es más satisfactorio y benéfico perdonar que olvidar.
Desde la psicología, se plantea que cualquier trauma, por más olvidado que esté, no ha sanado. Este sigue ahí en nuestro subconsciente y podría “revivir” en el presente si las circunstancias lo estimulan, haciendo un daño más terrible a la persona que si hubiera sido tratado adecuadamente desde el principio.
Lo mismo ocurre con el perdón. Puedes pretender que olvidaste lo que te hizo sufrir, incluso a quien te agredió, pero la espina sigue ahí; solo es que hagas un movimiento en falso para que se te clave y empieces a sangrar de nuevo. Pues bien, para evitar ello la única cura verdadera es perdonarnos a nosotros mismos.
Por Qué No Puedo Perdonarme A Mí Mismo
Muchas personas pueden perdonar fácilmente las ofensas de los demás pero no las propias. Esta forma de autocastigarse está influenciada por un ego muy fuerte que se considera a sí mismo demasiado importante e infalible.
Como no existe nadie que no cometa errores, este ego se recrimina constantemente cuando erra. No deja pasar las cosas así no más. Encuentra cierto deleite, cierto orgullo en victimizarse; esto ocurre con más frecuencia si recibe señales externas que validen su postura, es decir, si las personas lo consienten o le prestan atención.
Otra razón por la cual perdonarse a sí mismo es tan difícil es porque el día a día recuerda las consecuencias de la mala decisión que ocasionó, precisamente, la necesidad de perdón.
EJEMPLO 1: Si tú gritas una grosería a tu madre, y ella diariamente te lo recuerda, no con palabras pero sí con su actitud, va a ser complicado para ti perdonarte a ti mismo.
EJEMPLO 2: Este sería que estuvieras jugando con tu hermanito pequeño al fútbol en la calle, y por un descuido tuyo él sea atropellado; es más, puede ser que no haya sido exactamente un descuido, sino un suceso aislado de la vida, un día de mala suerte. Pese a que haya sido así, tú podrías recriminarte por haberlo convencido de salir a jugar, o por no ser tú la víctima, o porque irracionalmente crees en verdad ser el culpable.
Como ves, dependerá del contexto. Hay muchas situaciones y es imposible evaluar cada una de ellas. Lo que sí es cierto es que uno es el principal causante de que el perdonarse a uno mismo no sea un éxito.
¿Cómo Perdonarse A Uno Mismo Por Los Errores Del Pasado?
No hay un proceso exacto e infalible para aprender a cómo perdonarse a sí mismo por los errores del pasado. Vamos a ofrecerte una alternativa, que si bien no es perfecta porque cada mente y cada situación tienen sus particularidades, sí puede serte muy útil.
Entiende que eres humano
Cientos de veces olvidamos la premisa simple y llana de que somos humanos. Errar, fracasar, fallar, mentir, todo es parte de lo que somos.
Si te estás preguntado “¿cómo me perdono a mí mismo?” empieza entendiendo que eres un humano de carne y hueso que por tanto se equivoca. El pasado de todos, de absolutamente todos los humanos, está plagado de errores. No eres la excepción.
Acepta lo que pasó
No es posible perdonar si no aceptas el hecho que lo ocasionó todo. No importa si eres el agresor o el agredido, si fue con intención o un caso fortuito, si hubo heridos o muertos… Lo importante es que aceptes lo que sucedió, y que por más que ataques, ya sea a ti mismo o a los demás, el pasado no va a cambiar.
Analiza tus sentimientos y tus pensamientos
Debes evaluar, después del periodo de aceptación, qué está ocurriendo en tu mente en este momento. Si hay tristeza, se llora. Si hay arrepentimiento, se siente. Si hay rencor, se observa.
Trata de estar un tiempo con toda esa carga emocional y mental, pero solo observándola, entendiéndola, aceptándola. No debes forzarte para liberarte de ella. Eso crearía más tensión nerviosa de la que ya tienes.
Ten en cuenta que muchas veces perdonarte a ti mismo se hace muy difícil porque hay un sentimiento de culpa que no aceptas. Buscas deshacerte de este bruscamente de la noche a la mañana, y eso no es posible. Es un proceso. Toma tiempo.
La herida fue cuestión de minutos, pero la curación requerirá de semanas.
Tampoco debes intentar complacer exageradamente a la víctima, en caso de que tú hayas sido el agresor. Es decir, sí debes tratar de reparar el daño pero de una manera inteligente y sana para todos; no hay necesidad de humillarse creyendo que así demuestras arrepentimiento verdadero.
Humillándote, o siento rudo contigo mismo o con los demás, no lograrás perdonarte a ti mismo.
Observa el lado positivo de la situación
Siempre que sucede algo que calificamos como negativo, es bastante complicado ver el lado positivo, pero que sea difícil no significa que no lo haya.
Todo error, toda circunstancia desfavorable siempre deja una lección importante.
Ten en cuenta que la única forma de crecer, de madurar y de desarrollar nuestro potencial es a través del ciclo repetitivo de intentar, fallar, intentar, fallar, intentar, conseguir. Siempre es así. Los científicos inventan cosas de ese modo; jamás es a la primera.
Sin equivocación, no hay crecimiento.
En consecuencia, es relevante que pienses, después de haber aceptado la situación y evaluado tus sentimientos y pensamientos, sobre lo positivo… Si no encuentras nada positivo, al menos responde qué puedes aprender de lo que pasó.
Actúa ahora mismo
En este caso, dependiendo cuál fue la causa, deberás tomar ciertas medidas. Si alguien te hirió, perdonarlo; si fuiste tú el agresor o el que cometió el error, remédialo. Ten en cuenta que hay casos donde no vas a poder reversar las cosas, pero eso no es una excusa para no hacer nada.
Siempre hay opciones. Debes responsabilizarte de tus acciones y hacer un esfuerzo sincero por arreglar la situación. Eso indica madurez.
Busca ayuda psicológica o espiritual
Si no te gustan los psicólogos o hablar con extraños, siempre tienes la opción de ir a tu iglesia. Los asesores espirituales también entienden de emociones y te podrían prestar una ayuda fenomenal, y más aún si es alguien de tu confianza. También, si eres creyente, procura rezar. Se ha comprobado científicamente que la oración posee un efecto curativo sorprendente.
Comprométete a perdonarte a ti mismo
La mayoría de las ocasiones es difícil perdonarnos a nosotros mismos, no tanto por el hecho que despertó el sentimiento de culpa, sino porque somos negligentes y no hacemos nada.
Quejarse es peor que no hacer nada
Por tanto, establece el sano compromiso de hacer todo al alcance para sentirte bien. ¿Toma tiempo? Sí, pero vale la pena. Vivir lleno de lamentaciones no tiene sentido. La vida tiene un centenar de cosas bellas para ofrecer, y tú te las puedes estar perdiendo por yacer llorando en un sillón.
Asume la responsabilidad de tu vida y de tu error. No te victimices. Todos los seres humanos pasamos por circunstancias adversas, pero lo que nos hace grandes es superarlas y seguir.
Nadie recordará a quien se quedó llorando en la sala. Nadie olvidará al que se levantó y luchó. Tú decides cuál serás.
Ejercicios para perdonarse a uno mismo
Hay varios ejercicios o actividades que podrías implementar para perdonarte a ti mismo. Son una ayuda valiosa, pero te corresponde a ti efectuarlos con seriedad y amor propio.
Toma notas
En un cuaderno, vas a dibujar una tabla de dos columnas. Lo ideal es que lo hagas a papel y lápiz, pero no importa si usas el ordenador; lo indispensable aquí es actuar.
Bien, la primera columna la vas a titular: “cosas que me impiden perdonarme a mí mismo”; y la segunda: “cosas que puedo hacer para perdonarme a mí mismo”. El título de toda la tabla será: “Yo me perdono a mí mismo”.
La idea es listar al menos diez elementos, pero podrías empezar con cinco si no se te ocurren más cosas. Debes ser honesto. Analizarlo con calma.
Por ejemplo, supongamos que quieres perdonarte a ti mismo una infidelidad. La tabla quedaría de la siguiente manera:
Ahora que la tabla está llena, debes empezar a actuar desde el primer día con los elementos de la columna derecha. Una vez cumplidos, notarás que ya podrás borrar repentinamente varios de los puntos de la columna izquierda.
El último paso sería analizar lo que falta por tachar. El proceso estaría culminado cuando todos los elementos, de ambos lados de la tabla, hayan sido tachados.
Como te indicábamos, es un proceso largo. Toma su tiempo y su reflexión, pero al final lo lograrás; estarás limpio emocionalmente. ¡Vale la pena!
Medita
Una vez ya has comenzado a actuar sobre lo que sí tienes al alcance, es hora de que te sanes interiormente. La meditación es un proceso fantástico. Si eres persistente, curarás todas las heridas.
Dado que la meditación no es un proceso fácil (aunque sus instrucciones sí que lo son, así los gurúes las compliquen para sacarle dinero a la gente) puedes optar por algo más sencillo como desahogarte con un terapeuta, amigo o familiar.
Decidido: Hoy Me Perdono A Mí Mismo
Llegados a este punto, creo que habrás comprendido cómo el perdón juega un papel curativo en nuestras vidas. Evidentemente no es sencillo. Perdonar a otro o perdonarse a sí mismo jamás serán acciones fáciles. Toman tiempo y, sobre todo, agallas.
Como te decíamos, siempre tienes la opción de desatenderte del asunto hasta olvidarlo, pero a la larga eso no te dará ni paz interior ni la capacidad de gestionar debidamente tus emociones. No es la forma correcta de proceder.
Si te atreves a actuar, lograrás cambios. Al igual que casi todo en la vida, se requiere movimiento, acción (así la meditación se defina como “sentarse quieto sin hacer nada”). La decisión finalmente es tuya.
Solo recuerda que no es sabio caminar encadenado al pasado.