Al inicio del confinamiento y distanciamiento social expertos pronosticaron un aumento en los embarazos pero también una ola divorcios. Muchos lo tomaron como una broma circulando muchos memes hablando al respecto. Ocho meses después de haber iniciado el confinamiento es una realidad. La industria de juguetes eróticos está disparada y reportan escasez de condones y pruebas de embarazo. Se pronostica ahora una gran cantidad de nacimientos, tal como sucedió en los años posteriores a la segunda guerra mundial
Todo parece indicar que los divorcios superarán a los “coronabebés”. Los expertos mencionan que, en estos momentos de crisis, las relaciones de pareja y familiares se pondrán a prueba. Algunas parejas y familias se fortalecerán y otras, que ya venían arrastrando alguna problemática, llegarán a entrar en crisis y no resistir más.
Diferentes abogados en procesos de divorcio indican que las separaciones se presentan con más frecuencia en el verano y las fiestas de fin de año. Pero con esta nueva condición se está viendo un incremento considerable pues nunca antes las familias habían tenido que convivir tanto tiempo en un mismo espacio.
Algunas familias y parejas han sido favorecidas por el confinamiento y han logrado estrechar los lazos de unión; sin embargo en otros casos ha resultado ser una gran fuente de presión. Lucía, una mujer de 60 años, casada desde hace 15, menciona que ahora discute con más frecuencia con su esposo porque están más expuestos el uno al otro. En otras circunstancias él iría a su trabajo o ella saldría con sus amigas a desahogarse. El confinamiento y distanciamiento social provoca que las personas se queden en casa en medio de la frustración.
La propia pandemia provoca un alto estrés en las personas, esto hace que las discusiones afloren porque los ánimos están exaltados. Un estudio publicado en The Lancet sobre las consecuencias psicológicas de las cuarentenas en las epidemias de SARS y ébola por el psiquiatra Ariel Alarcón señala que la gente confinada siente ansiedad, depresión y rabia. Es por esto que en las personas que permanecen encerradas prevalece el mal humor y la ira. Más allá de estar frustrados por su situación, sienten que hay un enemigo al acecho que los puede matar. En estas condiciones buscan en su mente a alguien para desahogar esa rabia y quien esté más cerca paga los platos rotos. Hay familias de 4 miembros encerrados en un espacio de 60 metros cuadrados, en donde no se hablan porque entre todos se pelean, menciona el experto.
Permanecer en casa, además del miedo a contagiarse, implica que tienen que seguir trabajando, en los casos en que ambos trabajan, aparte del cuidado delos hijos y responsabilidades en el hogar, enfrentan presiones desde su oficina. Los horarios laborales prácticamente no existen y el nivel de exigencia es más alto. En estas circunstancias algunas parejas discuten respecto a quién debe cuidar los hijos y cómo hacer los turnos para que cada uno pueda trabajar tranquilo. Hay que añadir las clases desde casa, donde los padres deben ayudar a sus hijos en sus nuevas rutinas fungiendo como maestros o tutores. Sus jornadas inician temprano, a las presiones en casa se suma el temor de que las empresas para las que trabajan los dejen sin empleo por la situación económica asociada a la cuarentena. Estamos en estos precisos momentos viendo en las noticias la salida de México de la cadena BestBuy, son poco más de 40 tiendas que dejarán sin empleo a una gran cantidad de personas, y familias como consecuencia.
Los conflictos en las parejas ahora son más intensos, los sentimientos están exacerbados y la tolerancia se agota. Explotan porque piensan que la división de responsabilidades no es equitativa. Los errores menores se vuelven grandes batallas. Muchos dicen que en estas circunstancias las mujeres llevan la peor parte, pues por tradición asumen las labores domésticas. Todo lo anterior, más el agotamiento obstaculizan la intimidad, algo que es muy negativo ya que sabemos que la sexualidad baja la tensión y nos ayuda a aquietar el estrés.
Algunas parejas dilataban el divorcio por evitar el proceso mismo y la división de bienes, ahora, con el traspié económico provocado por la pandemia, han encontrado la motivación perfecta. Quienes han disfrutado de una vida ocupada e independiente, ahora tiene que vivir junto con su pareja en un momento de mucha ansiedad y no se soportan mutuamente y terminan en la separación, muchas de estas peleas tienen su origen en no tener suficiente espacio y sentirse abrumados con tantas cosas a la vez menciona el abogado William D. Zabel.
La continuidad de la relación de pareja y que las circunstancias actuales no se conviertan en una ruptura, dependerá en gran medida de los recursos emocionales previos y de la capacidad de diálogo y colaboración para afrontar situaciones que generan malestar en el seno de la pareja. La pandemia nos enfrenta a salir reforzados, tanto a nivel individual como de pareja, o bien, vernos abocados a una dificultad todavía mayor que derive en ruptura
Algunos consejos
- Evitar conflictos. Pensar que esta situación es pasajera. Deben priorizar el bienestar por encima de las discusiones antes de provocar que una disputa agrave más la situación.
- Acordar un reparto equitativo de responsabilidades. En relación al trabajo, la casa, la atención de los hijos, hacer las compras, incluso considerar el tiempo libre individual de cada uno.
- Elaborar rutinas y cumplirla. No sólo determinar las obligaciones sino también considerar aficiones. Esto permitirá sentirse bien en lo personal y por consecuencia como pareja.
- Dedicar tiempo a la pareja. Tantas responsabilidades impiden dedicar atención a la pareja. Deben propiciar compartir tiempo para comunicarse, expresar inquietudes, incrementando la confianza y complicidad con su cónyuge. Dediquen un tiempo exclusivo a la pareja en actividades simples como ver una película o tomar un café.
- Dedicar tiempo especial de manera individual. Cada uno debe tener un espacio de tiempo para relajarse, disfrutar de su soledad, siempre que sea posible y por supuesto, respetar el tiempo de la pareja.
- Comprensión y paciencia. Entender que en estas circunstancias están expuestos a mucho estrés.
- Hacer frente a los problemas unidos. Dialogar, comunicarse, proponer soluciones usando la imaginación y cooperar como uno solo para llegar a acuerdos.
- En caso de un conflicto. Si algo les disgusta o los enfada, este es el momento de ser asertivo y buscar un diálogo constructivo, sin herir ni molestar, escuchando los motivos del otro pero muy importante: resolver la diferencia pensando en qué es lo mejor para la pareja, no en quién tiene la razón.
- El sexo. No agobiar a la pareja con demandas sexuales. El sexo es una faceta que enriquece pero no es lo único, consideren alternativas como incrementar la relación afectiva a través de los sentidos como un masaje, un baño compartido, llevar a cabo alguna fantasía o juego sexual.
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