Las relaciones de pareja son, casi siempre, complicadas. En la consulta psicológica, los profesionales de la salud mental solemos ver casos de parejas que se llevan mal, hasta el punto de estar alcanzando cotas de estrés y de malestar importantes.
Hoy hablaremos de las relaciones de pareja tóxicas: esas relaciones en las que por lo menos un integrante de la relación tiene comportamientos y actitudes totalmente impropias, que pueden llegar a suponer una situación de vulnerabilidad psicológica y emocional para la otra persona.
Una relación tóxica es aquella relación en la que una de las dos partes, pese a amar (o algo parecido) a la otra persona, le hace daño de forma constante, debido al desarrollo de ciertas dinámicas peligrosas, las cuales rozan o pueden llegar a traspasar la línea del maltrato psicológico.
Se considera que una relación es tóxica cuando está generando cierto daño o malestar a una o a ambas partes. Se trata de relaciones destructivas de las que resulta difícil salir debido, a la dependencia emocional que conllevan. Un sentimiento que define este tipo de relación, es el sufrimiento.
Las relaciones tóxicas son relaciones en las que ambas partes son incapaces, por alguna razón, de impedir hacerse daño. Puede tratarse de una relación de pareja, pero también de amistad, de trabajo, incluso de una relación familiar. Los signos que deben alertar de que se está en una relación tóxica con frecuencia son indirectos y subjetivos, lo que dificulta a las víctimas de alejarse de la relación tóxica antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, se recomienda prestar atención cuando se empieza a experimentar un malestar difuso e indescriptible, cuando el comportamiento cambia, por ejemplo de extrovertido pasa a ser retraído, o cuando uno se siente desorientado sin lograr admitirlo; en este momento es importante cuestionarse y hacer un examen de lo que pasa. Lo cual no es sencillo, pues la sociedad en la que vivimos no nos invita realmente a estar atentos a nuestras emociones y a lo que nos ocurre.
Si en la relación en que te encuentras de alguna u otra forma te hace sentir mal, por ejemplo te sientes juzgado, desvalorizado, manipulado, amenazado, acosado, maltratado, o sientes un vacío difuso después de verte con la persona tóxica, si tienes alguno de estos sentimientos, es importante que te preguntes si estás en una relación tóxica y que busques la manera de salir.
CARACTERÍSTICAS DE LAS RELACIONES TÓXICAS
En general, las relaciones tóxicas pueden definirse como relaciones en las que ambas partes son incapaces de lograr un trato de igual a igual. Una relación se vuelve tóxica en el momento en que una de las partes «se aprovecha» de la otra, cuando aparentemente solo uno de los dos obtiene un beneficio.
Por ejemplo, la persona que actúa viendo únicamente su interés, que se propone manipular e intentar controlar, o que simplemente quiere sacar provecho. Lo que motiva a una persona a tener conductas tóxicas es la voluntad de tener control completo y de tener todo el poder en la relación. En una relación tóxica el poder no se comparte. Por el contrario, la persona tóxica es aquella que intenta que la otra persona obtenga el mínimo de poder. La toxicidad misma, de hecho, consiste en eso: en implementar dinámicas en las que se genera una desigualdad entre los dos, en la que el poder queda repartido de modo que favorezca a uno y desfavorezca al otro.
Si bien las peleas de poder son algo normal en cualquier relación, principalmente en los primeros años del matrimonio, las relaciones tóxicas están caracterizados por la insistencia constante y absoluta de uno de los dos en tener el control. Generalmente, una relación tóxica se establece entre dos tipos de personas, una persona manipuladora (perverso narcisista), y una persona susceptible a la culpabilidad, sensible y vulnerable, que sufre de dependencia afectiva y que usualmente está volcada a los demás. Cuando dos personas con estas características se encuentran, se produce una especie de red dañina en la que quedan atrapados y de la que es muy difícil salir.
Es importante tener presente que los métodos utilizados por una persona tóxica para controlar a su pareja no necesariamente son evidentes ni aparentes, ni siquiera para la pareja víctima. A continuación describiremos dinámicas presentes en las relaciones tóxicas. En estas, si bien sobresalen las conductas de la persona tóxica, es igual de importante atender y comprender al individuo que recibe el comportamiento tóxico.
Es necesario preguntarnos ¿por qué un adulto permanece en una relación que constantemente lo daña emocional y físicamente? ¿Por qué no solo soporta conductas dañinas sino que, muchas veces, lucha también por mantener viva la relación?
Vamos allá con las 23 señales de que tu pareja es tóxica o está pasando por un momento en el que puede causar conflictos:
Actitudes de control y celosía
1. Le molesta que pases tiempo con tus amigos o familiares.
2. Controla tus gastos personales, lleva un control innecesario sobre tus cuentas bancarias, o te pide explicaciones sobre tus facturas.
3. Investiga tus redes sociales y tu teléfono móvil. No respeta tu privacidad.
4. Pregunta constantemente por tus horarios y te planifica la vida sin pedirte opinión.
5. Cuando te hace un favor, exige que le compenses inmediatamente.
6. Te menosprecia y te da a entender que sin él/ella no serías nadie ni podrías seguir adelante.
7. En reuniones familiares o con amigos, evitas emitir tu opinión sobre algo por miedo a que vuelva a reprenderte o a cuestionarte.
8. Es habitual que use el chantaje emocional contigo: si no haces lo que él/ella quiere, se enfada.
9. Notas que cada vez que pasas tiempo con alguien del sexo opuesto, tu pareja se molesta en exceso y se pone celoso, obligándote a no ver más a esa persona.
10. Te trata con un exceso de paternalismo y sobreprotección.
Actitudes de falta de respeto y conflicto
11. Se mete con tu forma de vestir, intenta influir de malas maneras para que cambies tu estilo, etcétera.
12. Hace lo posible por restarle importancia a tus méritos y virtudes.
13. Le quita importancia a los problemas que le expresas, minimizándolos y diciendo frases del estilo “eso no es para tanto”, “no te quejes por vicio”, etc.
14. Cuando se produce una discusión, tienes que ceder tú siempre, porque en caso contrario puede estar días sin dirigirte la palabra.
15. Te culpabiliza de problemas que tiene en su vida laboral o con otras personas ajenas a la relación.
16. Siempre está recordándote todos los fallos y errores que cometiste en el pasado.
17. Has dejado de contarle los problemas de pareja a tus familiares, amigos y allegados porque sabes que si él/ella se entera, montaría en cólera.
18. Evitas explicarle los problemas o hablar sobre ciertos temas con él/ella porque sabes que se lo tomaría mal.
19. Se dirige a ti con exigencias y malos modos muy frecuentemente.
20. Toma decisiones que afectan a ambos sin pedir tu opinión, e incluso sin informarte.
Actitudes tóxicas en el ámbito sexual
21. Notas que mantienes relaciones sexuales con él/ella a pesar de que no tienes muchas ganas, solo por complacer sus deseos o para evitar que se enfade.
22. Te pide que tener relaciones sexuales constantes pero para la persona tóxica son como la gratificación porque su pareja se portó bien o hizo algo que la persona tóxica quería.
23. Te compara con otras parejas sentimentales o sexuales de su pasado.
¡Cuidado! Todos tenemos actitudes tóxicas en algún momento
Hemos estado explicando todas aquellas actitudes y conductas que pueden ser señal de que tu pareja es tóxica. Pero cuidado, porque es muy fácil ver los fallos en los demás y muy difícil hacer autocrítica.
Todos, en algún momento de nuestra vida, podemos cometer errores y tener uno o varios fallos como los que hemos descrito. Por tanto, debemos ser cuidadosos a la hora de enjuiciar a nuestra pareja. Solo será una relación tóxica aquella en que, de forma habitual, se produzcan varios de los problemas comentados. De todos modos, en ocasiones la situación puede ser reconducible gracias a la comunicación y las buenas maneras.
En otras parejas, es posible que no exista marcha atrás y que la relación esté condenada al fracaso. Es obligación de cada persona analizar detenidamente la situación para saber si vale la pena intentar arreglar las cosas.