Lo que los demás hagan o digan cuenta e influye en la vida de algunas personas de una manera directa y en algunos casos trascendentalmente. Es como tener una cuenta en el banco en la que todos pueden depositar y nosotros decidimos si aumenta nuestros ahorros (eleva el autoestima, estado de ánimo, confianza, motivación) o los disminuye (nos desgasta provocando constantes reacciones irritables). Todo depende de las palabras que recibimos de quienes nos rodean y de las situaciones que se nos presentan diariamente. Incluso, de la importancia que le damos a nuestros propios pensamientos.
Cuando elegimos darle poder a las palabras de los demás nos pasamos la vida sintiéndonos ofendidos. Si eliges tomarte las cosas personalmente, todo lo que te digan será importante para ti. Es típico que cuando te tomas las cosas o situaciones muy a pecho, te ofendes y reaccionas, por lo general, de una manera irritable, sin pensar, lo que trae como consecuencia conflictos. Quieres defenderte y justificar tus acciones -como si fuera necesario estar justificando tus actos ante los demás- con la necesidad de demostrarles que tienes la razón y ellos están equivocados. Y todo esto es porque nos hemos acostumbrado a que necesitamos tener la aprobación de los otros, cuando en realidad la única aprobación que necesitas es la tuya propia.
Suceda lo que suceda a tu alrededor, para vivir felizmente, no hay que tomarse nada de una manera personal. Aplicarlo quita un gran peso de encima. Comprender que hagan lo que hagan los otros, no lo hacen por ti: lo hacen por ellos mismos. Sus palabras son reflejo de su experiencia de vida y aprendizaje -y que yo sepa nadie calza tus zapatos ni ha estado en tu posición como para opinar o decirte que está bien o mal-. Pueden opinar, pero siempre será desde su óptica y lo que funciona para unos no funciona quizás para ti. Que quede claro que digan lo que digan, no se trata de lo que tú eres, sino de lo que ellos son. Considera siempre, antes de reaccionar, que las personas están llenas de prejuicios y nadie ve la vida con tu misma óptica, toma lo bueno de quienes te aportan y lo demás tíralo a la basura, no lo cargues, no lo asumas.
De hecho, las palabras ofensivas, los malos modales, conductas agresivas, personas mal humoradas, amargadas o los golpes hablan más de quienes los emplean que de aquellos que los reciben.
Cuando te tomas todo personal vives resentido con el mundo, con todos los demás. Es la típica sensación de todos están en mi contra, no me entienden, no me comprenden, nadie me quiere.
Cuando tomamos todo lo que dicen los demás o lo que sucede de una manera tan personal, perdemos la perspectiva de analizar, escuchar, interpretar la intensión de los demás y tomar decisiones en calma basadas en un análisis de qué es lo mejor. Le damos a los demás la capacidad de manejarnos emocionalmente, pero esto porque nosotros mismos lo permitimos, no porque ellos sean capaces, perdemos la perspectiva y claro está que además hay personas que saben cómo vamos a reaccionar y disfrutan entonces hacer o decir lo que tanto nos irrita para obtener nuestra tan esperada y predecible reacción.
Y es que las personas cargan su propia bolsa de basura y en vez de llevarla al tiradero, lo que hacen es irla arrastrando, acumulando y consciente o inconscientemente quieren regalarte un poquito a ti porque de pronto la carga es muy pesada. Todo lo que llevan en su interior como resentimientos, odio, rencores, furia, preocupación, desesperación, ira, culpa, lo usan en contra de los demás, porque no son capaces o no reconocen que es mejor ir sanando eso en el camino, deshacerse de todo lo que no corresponde o no aporta. Y si nosotros también cargamos una cantidad de basura similar, nos dejamos afectar y afectamos, es un círculo de personas totalmente heridas.
Por eso, cuando alguien te diga algo, analiza qué tanto de cierto tiene y sobre todo si esa persona está enojada más que contigo, consigo misma. Antes de reaccionar, de actuar, analiza, respira, aprender a luchar las batallas que debes y que sean necesarias, porque si peleas todas podrías terminar cansado para ganar las verdaderamente importantes. No gastes energía durante todo el día amargándote por cada persona o situación que te rodea.
Esto aplica incluso con nosotros mismos, ya que muchas veces somos nuestros peores enemigos, dándole lugar a pensamientos y sentimientos que no corresponden pero que afloran en medio de alguna circunstancia que no resulta ser lo que esperamos o deseamos.
Tomarse las cosas personal es tan grave que por ejemplo está comprobado sicológicamente que la mujer de un marido golpeador soporta la humillación mientras cree que ella es responsable de los ataques de ira de su compañero. Se lo toma personal, se siente culpable y asume que merece el castigo, desprecio o mal trato.
No te lo tomes personal cuando sientes que alguien te rechaza o desaprueba, recuerda que es muy probable que esa persona ve en ti algo que se niega a aceptar de sí mismo.
Antes de tomarte algo a pecho o personal, piensa qué tipo de vida, situaciones, día está teniendo esa persona, porqué se comporta de la manera que está actuando contigo y con los demás, entiende que esa persona puede arrastrar y cargar muchas cosas que no tienen por qué afectarte a ti, aunque se desahogue contigo.
Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida, creernos con la suficiente experiencia siempre como para estar dando consejos no pedidos. El ego a veces nos domina y creemos ser el ombligo del mundo. Aprende a controlar que el mundo no gira a tu alrededor.
Tenemos en nuestras manos la capacidad de elegir qué pensar, como interpretar las palabras de los demás, qué sentir, cómo comportarnos, cómo reaccionar, ya sea de una manera que nos perjudique o que nos beneficie. El poder está dentro de ti, únicamente en ti.
Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Bastará con que confíes en ti mismo para elegir con responsabilidad. Empieza a elegir desde ahora. ¡Elige estar bien!
Haga un cita enviando un correo electrónico a: direccion@psicoterapiamp.com o envíe un mensaje al número (811) 5165494.